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La Medicina Alternativa se define como una serie de prácticas que afirman tener efectos sanadores en las personas que padecen una enfermedad. Mediante sustancias, productos o terapias que no están avaladas por el método científico. No se puede considerar como una medicina complementaria a la tradicional. Tampoco ha demostrado su inocuidad o su efecto potenciador sobre los tratamientos que tienen resultados que cambian el curso de una enfermedad.

Durante casi 15 años en el campo de la ONCOLOGÍA he visto pasar ante mis ojos, un sinnúmero de productos que ofrecen ser «la cura definitiva para el cáncer». Pero, desgraciadamente, terminaron siendo otra promesa fugaz que dejaron solo ilusiones en las personas que buscaron ese «milagro». Que tampoco se ha alcanzado con la medicina tradicional. Conocimos a muchos pacientes que optaron por renunciar al «tratamiento químico» por el «tratamiento natural» y tristemente pudimos ver evolucionar a la enfermedad con toda la crueldad y agresividad propia de su descontrol.

Casos y casos, excepciones

Han habido casos en los que los pacientes han reconocido un efecto beneficioso de estos tratamientos. Sobre todo en el control del dolor producido por la enfermedad. Debemos recordar el concepto del famoso «efecto placebo» que es el efecto benéfico terapéutico de una sustancia. Cuando el paciente lo toma convencido de su eficacia, aunque no contenga ningún principio activo conocido. El alivio que brinda puede llegar a tener una duración considerable en el tiempo.

En el año 2017 el Dr. Skyler Johnson publicó un estudio sobre el seguimiento de 840 pacientes con cáncer de mama, próstata, pulmón y colon en etapas iniciales, divididos en 2 grupos: 560 de ellos optaron por un tratamiento convencional y 280 optaron por el tratamiento alternativo (hierbas, productos botánicos, vitaminas, minerales, medicina china, homeopatía, acupuntura, dietas, técnicas mentales, entre otras). Se concluyó que los pacientes que optaron por el tratamiento alternativo tenían entre 2 y 5 veces más riesgo de morir, además, no se pudo demostrar el beneficio de combinar terapias alternativas y convencionales.

Como dato a tener en cuenta se aclaró que muchos pacientes no informan a su médico que están recibiendo tratamientos alternativos. Por el miedo a su rechazo y a la posibilidad de sugerir descontinuar el mismo. El médico debe tomarse muy en serio el tiempo para aclarar todas las dudas sobre los posibles efectos de usar sustancias desconocidas. Para los fines que busca un tratamiento tradicional.

En síntesis, el uso de la medicina alternativa puede suponer un grave riesgo de retrasar el inicio de un tratamiento contra el cáncer o de empeorar la evolución de una enfermedad oncológica. Coméntale a tu oncólogo sobre cualquier producto que estés usando o que quieras empezar a tomar. Juntos buscaremos la mejor forma de aclarar tus dudas.

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